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lunes, 28 de febrero de 2011

Guias Espirituales, según James Vaan Praagh (primera parte)




James Van Praagh es uno de los mediums más famosos de Estados Unidos. Escribió varios libros interesantes (los dos que más me gustaron fueron Hablando con el Cielo y Espiritus entre Nosotros (en la versión espanol es Fantasmas entre nosotros). James fue también el productor de Ghost Whisperer, la famosa serie de Estados Unidos que gira en torno de la vida de una medium que tiene que lidiar con espiritus desencarnados y sus traumas post-mortem.

Hay un capitulo interesante en su libro HABLANDO CON EL CIELO dedicado a los Guias Espirituales:

La humanidad siempre ha creído en la existencia de seres superiores o ángeles. Aunque el concepto es mitológico, la idea de que alguien cuida de nosotros es una creencia ampliamente aceptada. Según los textos religiosos, un ángel es una entidad espiritualmente evolucionada, que existe en un plano celestial y nos guarda contra peligros o desastres posibles. Casi todos conocemos este concepto en la infancia, cuando se nos dice que tenemos un ángel guardián propio.

La idea del ángel guardián es una de las pocas verdades evidentes que la religión
organizada no ha destruido. Por cierto, tenemos ángeles guardianes o guías que intervienen por nosotros y colaboran en nuestras misiones terrenales, pero no son como se los representa a menudo. En otras palabras: nuestros guías o ángeles no tienen alas ni tocan el arpa sentados en las nubes. Estas imágenes se originaron en la mitología y fueron embellecidas por los pintores.

Cada persona tiene sus espíritus guías únicos. Antes de nacer trazamos un plano para el viaje de la vida. Cuando nos desviamos de ese camino, generalmente un guía nos ayudará a volver a la senda. Según nuestra evolución espiritual particular y el trabajo terrenal que tengamos por delante, nos sentiremos atraídos por diversos asistentes.

Los guías espirituales pueden ser de varios tipos. Pueden ser personas a las que hemos conocido en encarnaciones previas o en los períodos entre una vida y otra, con quienes compartimos cierta afinidad. Estos guías nos ayudan desde los reinos espirituales, imprimiéndonos en la mente la manera de desempeñarnos en determinadas situaciones. Estas impresiones son señales de nuestros espíritus guías. Por lo general estas indicaciones sutiles pasan inadvertidas, pero si nos detenemos a escuchar y a evaluar la jornada, es posible que empecemos a ver y/u oír los
mensajes del espíritu. Para la mayoría de la gente es difícil sentir la guía de los espíritus porque quieren o esperan directivas flagrantes, como si Gabriel hiciera sonar su cuerno. Lo siento, pero no es así como funciona. Los mensajes y las guías son contactos sutiles y suaves.

He aquí un ejemplo de cómo suele funcionar la comunicación espiritual. Es jueves y
tienes una entrevista con cierta persona que te ha propuesto una operación comercial. En el trayecto pierdes la dirección o te extravías en la zona. Eso te resulta extraño, pues conoces muy bien esa parte de la ciudad. Después de pasar media hora dando vueltas, localizas el edificio, pero no encuentras lugar para aparcar. Por fin das con un sitio a varias calles de distancia. Cuando vuelves al edificio, la puerta principal está cerrada con llave y debes buscar otra vía de
ingreso. Un guardia de seguridad te abre la puerta. Tomas el ascensor hasta el piso indicado, pero cuando llegas, la oficina esta cerrada; una nota pegada a la puerta te informa que debes ir a otro piso. Finalmente hallas la oficina y te reúnes con el posible socio; mientras escuchas su propuesta, tienes constantemente una sensación rara en la boca del estómago, pero no sabes con certeza qué es. No obstante cierras el negocio. Varios meses después, tras haber invertido en la operación los ahorros de toda tu vida, descubres que tu nuevo socio se fugó con todo tu dinero;
no quedan rastros de lo que ha resultado ser una estafa. Sin duda, es exagerada la situación a la enésima potencia, pero muestra cómo opera la guía espiritual. En esta sucesión de hechos hay un patrón: demasiados giros incorrectos, indicaciones equivocadas y puertas cerradas. Si te hubieras dado tiempo para observar esas pistas sutiles, habrías comprendido que alguien trataba de decirte algo.

En el aspecto positivo, la comunicación espiritual podría ser más o menos así. Llevas
algún tiempo buscando trabajo, pero no has tenido suerte. De pronto, una amiga con la que no tenías contacto desde hacía tiempo llama para invitarte a almorzar. Al consultar tu agenda, descubres que tu único mediodía libre es el que ella sugiere. Cuando te encuentras con ella, es como si nunca hubieran dejado de verse; todo se desarrolla perfectamente. Le cuentas tus aprietos y ella dice que estará alerta por si puede ayudarte. Un día después, tu amiga llama para decirte que acaba de quedar un puesto libre su oficina. Pides inmediatamente una entrevista, mencionando a tu amiga como referencia, y te citan para el día siguiente. Llegas a la empresa
con tiempo de sobra; el jefe del departamento, que generalmente está fuera de la ciudad, se encuentra allí y puede entrevistarte de inmediato. Le gustas y obtienes el empleo.

¿Notas la diferencia? En el segundo ejemplo todo aparecía sin buscarlo. No creo en
coincidencias ni en la suerte: nuestros espíritus guías nos conducen hacia lo que nos hemos ganado. La persona que buscaba trabajo actuó según las señales del espíritu; el libre albedrío le permitía no almorzar con su amiga, pero decidió hacerlo. Sus guías estaban en comunicación y ella tuvo el buen tino de dejarse llevar. En adelante, todo cayó naturalmente en su sitio.

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